Capítulo 4: De la resistencia silenciosa al boom natural (1929–2011)
Tras la Guerra Cristera, el México posrevolucionario entró en una etapa de centralización del poder y modernización forzada. La herbolaria, aunque aún presente en comunidades rurales y entre curanderos, fue marginada por un discurso oficial que privilegiaba el progreso técnico, la medicina institucionalizada y la farmacología de síntesis.
Durante gran parte del siglo XX, el conocimiento herbolario sobrevivió más como herencia familiar y práctica local que como ciencia reconocida.
Con el auge del modernismo entre los años 50 y 70, lo sintético, lo práctico y lo industrial eran símbolo de estatus. La medicina alopática desplazó a la herbolaria en la mayoría de los centros urbanos. Las plantas medicinales fueron relegadas a los mercados populares, las ferias regionales o los herbolarios de tradición oral.
Sin embargo, hacia finales de los años 80 y, especialmente, en los 90, se vivió un cambio de paradigma. Las crisis de salud pública, el desencanto con los fármacos agresivos, y una conciencia ecológica emergente impulsaron el regreso a lo natural. Surgieron tiendas naturistas, revistas especializadas, programas de radio y centros de medicina alternativa. La herbolaria dejó de ser vista como “cosa de viejitas” para posicionarse como una opción válida, incluso deseable, en la búsqueda del bienestar.

Este crecimiento, sin embargo, también trajo desafíos: la falta de regulación y calidad estandarizada en los productos herbolarios abrió la puerta a fraudes y riesgos sanitarios, por eso:

En el año de 1998 surge ya el reglamento para insumos a la Salud, en donde se ponen las primeras bases para reglamentar los productos herbolarios y se formalizó el reconocimiento oficial de la herbolaria dentro del marco sanitario mexicano definiendo la figura de Remedio herbolario y de Laboratorio de Remedios herbolarios.

En 2001 se desarrolla la primera Farmacopea Herbolaria De Los Estados Unidos Mexicanos

En 2011 se redacta y aprueba la NORMA Oficial Mexicana NOM-248-SSA1-2011, Buenas prácticas de fabricación para establecimientos dedicados a la fabricación de remedios herbolarios, en donde se establecen los puntos mínimos requeridos para el sistema de calidad para producir, acondicionar y trasportar remedios herbolarios.
En REDSA, como profesionales con 50 años de experiencia, consideramos que, si bien la palabra “remedio” nos valida ante la autoridad, también limita la percepción pública de lo que realmente somos. La herbolaria no es un consuelo ni una solución parcial: es farmacología natural real, con efectos comprobados, con ciencia detrás y con eficacia demostrada. No somos un “remedio” en el sentido peyorativo; somos medicina que actúa, que transforma, que cura.
Bibliografía:
- Diario Oficial de la Federación (2012). NORMA Oficial Mexicana NOM-248-SSA1-2011, Buenas prácticas de fabricación para establecimientos dedicados a la fabricación de remedios herbolarios. Disponible en: https://www.dof.gob.mx/normasOficiales/4676/salud/salud.htm
- López Austin, A. (1996). La medicina indígena y su resistencia cultural. UNAM-Instituto de Investigaciones Antropológicas.
- Menéndez, E. (2005). El modelo médico hegemónico y la medicalización de la sociedad. CIESAS.
- Secretaría de Salud (2000). Plantas medicinales de México. Tradición y ciencia. México: SSA-CONACYT.